13 nov 2009

3° y 4° parte de la 2° historia de Vacaciones en el Infierno

Bien, les informo que yo me voy a tomar un tiempo para mí, para leer, para estar bien conmigo misma, etc, etc... por razones que todo mi staff y los relacionados a el saben, pero igual voy a seguir actualizando con lo que me envían mis chicas/os ya que ellos me quieren seguir teniendo como administradora a pesar de que no me puedo controlar ni a mí misma... esto lo a traducido Dark Patince pero según dijo Esme en breve empezara la traducción de la saga "Dark Swan" y me enviara la siguiente historia de este libro....
besos
Perse


Tercera Parte

Traducido por Estefi

Corregido por Liberi

Objetivos a mejorar: TOTALMENTE REVISADOS POR AHORA. ESTADO DE EMERGENCIA.

En este momento de crisis, haré:

• Hablar con Mamá sobre la mejor manera de manejar la liberación de Scott desde el encantamiento, porque romper un lazo mágico lo suficientemente fuerte como para hacer caer a un gran tipo como él por Kathleen esta, probablemente, fuera de mi liga.

• Resistir la tentación de decir “te lo dije” a Mamá cuando el mal de Kathleen Pruitt se ha demostrado finalmente de forma objetiva, un hecho verificado.

• Disfrutar de mi momento de triunfo sobre La Asquerosa, pero no tanto como para no prestar atención a romper el encanto, porque eso va a ser de un nivel alto de magia de primer grado.

“Cecily, la verdad.” Mamá se cruzó de brazos. “Estamos lejos de tener un buen momento, y ¿estas haciendo otra de tus listas en una servilleta?”

“Tenemos que hablar” dijo Cecily, metiendo rápidamente la servilleta en el bolsillo de su falda.

“No, tenemos que disfrutar de nosotras mismas.” Mamá puso las manos sobre los hombros de Cecily, forzándola a volverse, y mirar el pequeño escenario en la esquina del Karaoke de la Pizzería Mario. Varios de los padres del grupo, con Theo de pie delante de Papá, estaban gritando, “We Are the Champions. “

Esto normalmente hubiera sido suficiente para hacer a Cecily encogerse de vergüenza, pero estaban en juego otras grandes preocupaciones. “Mamá, se trata de Kathleen. Ella… yo… bueno, tenemos que hacer algo, porque…”

“¿Hacer qué, Cecily? ¿Separaros cada vez que empecéis a pelear?

“Eso no es de lo que estoy hablando.”

Su madre no parecía escucharla. “Actúas como si Kathleen fuese la persona más horrible que jamás caminó sobre la tierra. Tu siempre has actuado así, desde que las dos teníais cuatro años y ella destrozara tu castillo de arena”.

Cecily había estado orgullosa de aquel castillo de arena. “Pero Mamá…”

“No quiero oírlo. Sí, sé que ella dijo lo que piensa, tengo oídos también, ya sabes. Kathleen nunca ha sido tan madura como tú, y creo que va a necesitar unos años más para ponerse al día. Pero realmente me gustaría que pudieras actuar como una adulta y dejar que ese tipo de cosas te resbalen” Mamá bajó la voz. “Me doy cuenta de que pareces muy… bueno, pillada con Scott, por lo que debe ser difícil para ti. Pero eso no es excusa para mantener la obsesión por Kathleen Pruitt. Ahora ven y únete a nosotros, ¿de acuerdo? No tienes que cantar, sólo escuchar a los demás”.

Mamá se marchó, dejando a Cecily sola al final de la mesa larga, las mejillas le ardían con la ira y la vergüenza.

El enojo fue porque su madre no la había escuchado. La vergüenza era porque Cecily sabía que era su culpa que Mamá no hubiera escuchado.

Cada año, desde que podía recordar, ella se quejaba de Kathleen. Había intentado saltarse las vacaciones juntas en los Outer Banks, una vez que se había encerrado en su habitación cuando Kathleen llegó; se acordaba de contener el aliento como era una niña pequeña hasta que su madre estuvo de acuerdo en que ella y Kathleen no tenían que sentarse junto a ella en la cena. Su aversión había sido siempre mutua, pero Kathleen nunca había hecho una escena.

Cecily demasiado tarde comprendió que se había quejado de Kathleen tan a menudo, y para muchos por razones triviales (si es del todo válida), que ni siquiera su madre quiso escucharla sobre el tema más tiempo.

La bruja que gritaba lobo, pensó. Genial. Ahora Kathleen realmente era malvada de verdad, y nadie me creía.

Echó un vistazo al grupo y vio a Scott sentado junto a Kathleen, con una vaga sonrisa en su rostro. Él chorreo salsa Ketchup en sus patatas fritas con forma de un corazón. Evidentemente, por el bien de su dignidad, algo tenía que hacer.

Cecily tendría que hacerlo ella misma.

“We Are the Champions,” concluyó, con los hombres sosteniendo sus puños como celebración sobre sus cabeza y Theo saltando arriba y abajo de la emoción. Todo el mundo en su lugar aplaudía, y Cecily distraídamente se les unió. Ella casi no oyó al locutor diciendo: “El siguiente es… ¡Cecily Harper!”

Espera… ¿qué?

“¿Cecily Harper? ¿Dónde está? “El locutor se asomó al grupo, entonces sonrió mientras Theo señalaba a su hermana. “¡Vamos a echarle a la joven una mano!”

Correr no parecía ser una opción, y era demasiado tarde para esconderse. Cecily subió, sin saber qué pensar-hasta que vio a Kathleen ocultar su sonrisa debajo de una mano con recién manicure.

Ella me inscribió para esto. ¿Por qué no la había vigilado más de cerca?

“¡Adelante, cariño!” Papá gritó, aplaudiendo fuertemente. Él y mi Mamá se veían tan felices porque había decidido participar.

Cecily echó un vistazo a la multitud-por lo menos cien personas con sandalias y camisetas, todos ellos ligeramente se revolvían como locos por el mal tiempo, a la espera de escucharla cantar. En este punto, calculó que estaban muy necesitados de entretenimiento. Ella no era una cantante especialmente dotada, pero no se asustaba tampoco. Dependiendo de la canción, tal vez podría conseguir cantarla. Como Kathleen Pruitt-Brand-era el demonio, esto no podía ser tan malo.

Vacilante se dirigió al escenario y tomó el micrófono en la mano. La pantalla del apuntador se acercó con la letra de la canción que estaba a punto de sonar-la canción que Kathleen había elegido en su nombre.

Con horror ella vio el coro: “Mi joroba, mi joroba, mi bella dama bultos.”

Agarrando el micrófono con tanta fuerza que podría haber utilizado para un mazo, Cecily forzó una sonrisa en la cara y pensó, esto significa guerra.

Volvieron a las casas de playa bastante tarde esa noche. La lluvia no había cesado, pero finalmente se había reducido a una ligera llovizna. Nadie necesitaba paraguas para ir de los coches a las casas. Cecily caminaba con Theo, que estaba inestable en sus pies; porque no estaba acostumbrado a permanecer despierto hasta esa hora. Aunque Cecily estaba bastante cansada, su mente estaba demasiado cansada para conciliar el sueño.

Tengo que romper el encantamiento de Scott. Realmente no tengo alguna idea de cómo lograrlo. No puedo contar con Mamá para que me ayude. Entonces, ¿qué debo hacer?

El mejor recurso posible, era el libro de las sombras de su madre.

Cada bruja tenía un Libro de las Sombras. Cecily no tenía la edad suficiente para haber comenzado aún el suyo, que se comenzaba durante el aprendizaje. Nadie ha completado un libro de las sombras, las brujas trabajaban en ellos durante toda su vida. En los libros figuran las listas de hechizos, pero no sólo eso, sino que también se anotaba cada historia de cómo la bruja había aprendido el hechizo, cuándo y cómo y por qué lo había utilizado, y cuáles fueron los resultados cada vez.

Cuando era más joven, Cecily tenía previsto mantener su Libro de las Sombras en formato electrónico-esto haría más difícil de destruir y más fácil de actualizar y organizar. (A veces pensaba distraídamente en las Hojas de Excel que podría crear de ingredientes mágicos.) Sin embargo, ella había aprendido que el propio libro era importante. Se trataba de mantener cerca en cualquier momento en que un poderoso hechizo se está realizando, y con el tiempo la cercanía a la magia se filtraba en las páginas. El Libro de las Sombras de una vieja bruja poderosa casi tenía poderes propios.

Subir y decir: “Hola, Mamá, ¿me prestas tu Libro de las Sombras?” Estaba completamente fuera de la cuestión. A Cecily se le había permitido verlo antes, pero sólo en la compañía de su madre y sólo en ocasiones especiales.

Eso significaba que tendría que robarlo.

Bueno, “robarlo” no. Tomarlo prestado. Me parecía mejor pensar en esto como un préstamo; después de todo, Mamá recuperaría su Libro de las Sombras de nuevo. Ella no sabría que había sido robado.

Todo el mundo estaba preparándose para ir a la cama, lo que significa que vestían sus pijamas en la sala y fingían no importarles que otras personas estuvieran utilizando el cuarto de baño. Cecily se puso una camiseta y un par de pantalones de yoga –increíbles como ropa de dormir pero también ideales para ir furtivamente alrededor de la casa, a escondidas o escaparse de ella.

Vagó por la casa, tratando de parecer informal, que no debería haber sido tan difícil en camiseta y pantalones de yoga. Mamá y Papá, ¿dónde estáis? Por favor, no ya en la cama…

No lo estaban. Estaban sentados en la sala, cada uno bebiendo un vaso de vino, siendo repugnantemente blandos con los demás. Cecily apartó la mirada, la mejor para evitar la temida sesión de padres. El punto era que estaban distraídos, lo que le dio a ella una de oportunidad.

Rápidamente fue de puntillas por el pasillo hacia el dormitorio de sus padres. Nadie la vio excepto Theo, que estaba frotándose los ojos y probablemente demasiado cansado para darse cuenta.

Cecily se asomó por la habitación, considerando y luego rechazando escondites posibles. Papá podría haberlo visto en cualquiera de los cajones o debajo de la cama, por lo que su madre, no lo habría puesto allí. Lo mismo con cualquier de las maletas. Tendría que ser un lugar realmente seguro, sin embargo inesperado.

Los ojos de Cecily se encendieron mientras se daba cuenta de la sombra de un cuadrado por encima de la cama. No era más que una decoración- una escena de playa, que era más o menos el tipo de cosa que no tendrías en cuenta como estilo del cielo en el Océano - pero sobresalía de la pared un poco, y era lo suficientemente grande. . . .

Tiró del cuadrado ensombrecido de la pared, y el Libro de las Sombras se dejó caer sobre la cama.

Justo cuando parecía que podría sacarlo fuera, Cecily escuchó a su madre en el pasillo. “Tu sabes, eres sexy cuando cantas.”

Papá rió suavemente. “Me hubiera pasado toda la noche en el escenario si hubiera sabido eso.”

El horror congeló a Cecily en el sitio. ¿Qué es peor: ser sorprendido robando el Libro de las Sombras de Mamá o tener que escuchar a sus padres coquetear? Ella nunca lo sabría, porque estaba a punto de hacer ambas cosas al mismo tiempo, que era tan malo como podría ponerse.

Entonces oyó a Theo. “Mamá, Papá, ¡venid a leer un cuento!”

“¿Quieres un cuento antes de acostarte? No has pedido uno en mucho tiempo.” Papá sonaba cariñoso. “Nosotros no queremos mantener despierto a Scott.”

“Está fuera besando a Kathleen.” dijo Theo con desprecio. “¡Venid a leer para mí!”

Sus pasos se acercaron a la puerta-entonces pasaron, en dirección hacia Theo. Cecily se quedó sin aliento por un segundo antes de estrechar el Libro de las Sombras en su pecho y escabullirse.

Al entrar, miró detrás de ella. Mamá tenía a Theo en sus brazos mientras caminaban hacia su habitación. Él le sonrió a Cecily por encima del hombro de su madre y le guiñó el ojo.

No puedo creerlo. ¡Theo me salvó! Su hermano pequeño no podría haber adivinado por qué necesitaba estar en la habitación de sus padres, pero la había cubierto de todos modos. Porque sí. Sin duda fue el momento menos malcriado de su vida hasta la fecha.

Cecily sonrió a su hermano, orgullosa de que al menos uno de sus objetivos de mejora había dado sus frutos.

Ahora a cumplir con la meta más importante de todas: destruir a Kathleen.

























Cuarta Parte

Traducido por Haley_jsb

Corregido por Dark Wanderer

LISTA PARA DESACER UN HECHIZO.

  • Alas de polillas
  • Vino tinto, que encontré en uno de los bares de la casa.
  • Cenizas purificadas
  • Vidrios rotos, un vaso de la cocina, dejare dinero para reponerlo.
  • Esencia de Verity.
  • Caldero, se improvisa.
  • Conchas trituradas de escarabajos
  • Sangre de una virgen, deprimentemente la mía

El viento azotaba desde el océano, haciendo que Cecilia se estremeciera mientras se sentaba en la arena, todavía húmeda. Aunque la lluvia finalmente se había detenido, el cielo sobre nuestras cabezas se mantuvo ominosamente nublado, sin estrellas.

El libro de las sombras de su madre permanecía junto a ella en una toalla de playa. Aunque no estaba tan elaboradamente decorado como algunas brujas preferían, a Mamá le gustaba mantener las cosas simples, el libro parecía tener algún tipo de poder solo por estar allí. Tal vez fue la imaginación de Cecilia, pero la cubierta de color gris pálido parecía brillar un poco, incluso sin la luz de luna.

Podía haber hecho esta investigación en el interior, pero hubiera sido demasiado cómodo: cálido y acogedor, con una lámpara para leer. La tentación de descubrir todos los Hechizos de Mamá hubiera sido demasiado grande. Cecilia no se sentía culpable de robar el Libro de las Sombras, porque era importante, pero perdería la autoridad moral si se aprovechaba de esta oportunidad.

Además, estar fuera de la casa, con sus estrechas decoraciones tontas era una buena cosa. Cecilia encontró que el aire fresco de la noche y el mar rugiendo aclararon su pensamiento.

Por ahora, había dejado de deleitarse con la vergüenza que le causaría a Kathleen y la preocupación de cómo Mamá iba a reaccionar cuando se enterara de que uso de su Libro de las Sombras sin autorización. En su lugar Cecilia estaba pensando en Scott.

¿Cómo se sentiría el encanto para el? se preguntó. El Libro de las Sombras no lo decía. ¿Dejaría de importarle Kathleen, y se empezaría a preguntar que le había visto? ¿O será más dramático? ¿Y si es dramático, se daría cuenta de que ha sido encantado?

Cecilia había sido objeto de algunos encantamientos inofensivo un par de veces, que era parte normal de la educación de una bruja, para descubrir cómo se sentían. Cuando el encantamiento se rompía, la sensación era inconfundible: tan repentina y de gran alcance como la caída en una montaña rusa después de haber subido a la cima. Habías llegado destrozando a la tierra, y sabías que algo no natural te acababa de suceder.

Incluso alguien que nunca había oído hablar de la Artesanía bien podría entender que había sido objeto de magia. Esa era una de las razones de porque los encantamientos debían utilizarse con moderación, en todo caso. Si Scott se daba cuenta de la verdad, entonces ¿qué?

Probablemente habría una respuesta en algún lugar dentro de lo profundo de las páginas del libro de las Sombras de Mamá, pero Cecilia no iba a buscarlo. En su corazón siempre había creído que los hombres pueden escuchar y aceptar la verdad sobre la brujería. (Tal vez no todos los hombres, pero tampoco todas las mujeres podían escucharla, ¿verdad?) De alguna manera su madre podría vivir mintiéndole a su padre por siempre y para siempre, pero Cecilia nunca había querido eso para sí misma.

El hombre de sus sueños-el chef que quería abrir un restaurante con ella, que no sólo conocería a Cecily sino que sabría que practicaba la hechicería, también ver lo increíble que era. Él estaría orgulloso de su poder. Él la apoyara sin importa en qué. ¿Scott podría ser en realidad ese tipo?

Su corazón latía locamente en el pecho. De una forma u otra Cecilia lo iba a averiguar. A la mañana siguiente no había sol exactamente, pero al menos no llovía. A pesar del frío en el aire y de la gruesa cubierta de nubes, casi todo el mundo se dirigía a la playa. Theo corrió por el pasillo en su traje de baño y con aletas de neón verde, gritando: “¡Cecilia! ¡Tienes que venir a nadar con nosotros! “


“Yo los alcanzo” Prometió, mientras se ponía su bikini negro. “No tardare.”
Ella se miró en el espejo. ¿Había una vez tenido miedo de algo pequeño como el uso de un traje de baño?

En comparación con lo que está en juego hoy en día no parecía tan pequeño. Además, ella se veía bien.

Cecilia salió de su habitación, de manera informal, con una toalla de playa grande doblado sobre uno de sus brazos de tal manera que escondía lo que estaba en su mano: la botella de spray, que estaba lleno con el elixir para el hechizo de desencantamiento.

La casa ya estaba casi vacía, salvo por Scott, que se frotaba bloqueador solar en sus hombros. Ella necesito todo su autocontrol para no preguntarle si necesitaba ayuda. “Oye” dijo. “Kathleen y yo estamos a punto ir la playa. ¿Quieres unirte a nosotros?” “
“¡Ella no quiere!” Kathleen gritó desde su habitación.

Cecilia sonrió. “Creo que esta un poco frío para un chapuzón en el océano, ¿no? “

“Sí, pero no hay manera de que pase una semana en los Outer Banks sin ir a la piscina una vez. “ Scott dijo. Luego el miró a mi bikini, sólo fue una mirada, pero fue una alentadora. Casualmente, como si la idea apenas se le hubiera ocurrido, Cecilia dijo: “Oye, ¿y el jacuzzi en la cubierta? Agua caliente. Y el jacuzzi es mucho mejor que congelarnos en las olas. “

Scott tenía una lenta, cálida sonrisa que la hacía sentirse como pegajosa por dentro. “Sabes, suena muy bien.”

“Tu y Kathleen pónganse cómodos. Tengo que ver a Theo, pero voy a pasar por la tina de agua caliente en mi salida. “

Caldero- listo.

Se dirigió hacia el bar, pero miró por encima del hombro para ver Scott quien se dirigió a la cubierta. Nunca antes había pensado, que incluso la espalda de un tipo podía ser sexy. No es que Kathleen no fuera cien por ciento mala por haberle hecho eso, pensó, pero sí al lograr conseguir su motivación.


Una vez que estuvieron fuera Cecilia se puso a trabajar. El sacacorchos parecía bastante sencillo de usar, pero nunca había tratado de manejar uno antes, abrir el vino tinto le tomó mucho más tiempo de lo que había previsto. El retraso provoco aún más suspenso. Si su madre entraba y veía a Cecilia descorchando una botella de vino, no tendría la oportunidad de explicar por qué realmente tenia que hacerlo. No iba a sobrevivir tanto tiempo.

Por último, el corcho salió con un estallido. Para Cecilia el vino tinto tenia un olor apestoso -tal vez esta cosa fuera vinagre. Probablemente no importaría para el hechizo.

Vertió un fino chorro de vino en la botella del aerosol. Un hilo de humo azul salió hacia arriba, brillante y misterioso. El humo debería ser más oscuro que eso, la magia más poderosa.

Con mano temblorosa Cecilia tomó un vaso de vidrio de la barra y la sostuvo sobre el fregadero. Estaba asustada ahora, y se dijo que era estúpido tener miedo del dolor. ¿Quería ser como Theo, gimiendo y llorando antes de tener que ir al pediatra?

Pero no fue la perspectiva del dolor lo que la asustó. Lo que en realidad le asustaba era realizar este hechizo, mucho más poderoso de lo que Cecilia jamás había intentado hacer ella misma. No tenía idea de qué pasaría si le salía mal, pero sospechaba firmemente que no sería nada bueno.

Basta, se dijo con severidad. Volteo la cara para proteger sus ojos, Cecilia lanzó el vaso en el lavabo. Este choco y se rompió, y sintió un pinchazo agudo en contra palma de su mano. Bueno, al menos no tendría cortar su piel otra vez. Cecilia añadido algunos fragmentos pequeños de vidrio a la mezcla, a continuación, tomo la botella de spray abierta bajo sus temblorosas manos y unas gotas de su sangre cayeron en su interior. Con cada gota salía humo nuevamente, oscureciéndose a un azul más profundo, luego en púrpura, y, finalmente, casi en negro. Se parecía al correcto.

Hora del Show.


Se dirigió a fuera, con la esperanza de que pareciera segura de si misma.
Kathleen y Scott estaba sentado solos en la bañera de hidromasaje, y Kathleen había enganchado sus piernas, como si estuviera a punto de sentarse en su regazo. Cuando Cecilia llego, Kathleen la miró con el ceño fruncido. “¿Uh, no necesitabas jugar con tu hermanito o algo así? “

“Pronto” dijo Cecilia. “Ahora no.”

Scott sonrió y señaló la botella de spray. “¿Qué es eso?”

Una ráfaga de viento fresco tiró del pelo Cecilia y la hizo tiritar. “Tu libertad”

Los ojos de Kathleen se abrieron. Ella lo sabía. Era ahora o nunca.

Susurrando el conjuro, Cecilia arrancó la parte superior de la botella de spray y la vació en la bañera de hidromasaje.

La corriente la atrapó, creando una espiral de color negro-azulado que se ampliaba a cada segundo. En lugar de diluirse dentro del agua, el elixir oscureció el contenido de las aguas de la tina hasta que pareció como si Scott y Kathleen estuviera sentados en tinta. Un denso humo comenzó a burbujear en la superficie y caer sobre los costados. El aire se volvió sulfúrico, y Cecilia se sentía como si no pudiera respirar.

“¿Qué diablos…?” Scott trató de salir del Jacuzzi, pero no lo logro, pues fue entonces cuando todo explotó.

No de verdad, no con trozos de la bañera, de cubierta y de Kathleen esparcidos por todas partes. Pero se sintió como una explosión de todos modos. Una onda de choque se estrelló hacia afuera, moviéndonos a todos y tronando con un estampido sónico. Pequeños arcos de electricidad estática saltaban por el aire. Kathleen comenzó a gritar, y Cecilia no la culpo.

Entonces, se terminó. Scott se dejó caer en la bañera como si estuviera inconsciente, pero Cecilia se adelanto para sostener su cabeza.

“¿Scott?” Le temblaba la voz. “Scott, ¿estás bien?”

“Si.” Se sentó, parpadeando lentamente. Su expresión parecía aturdida. “¿Qué fue eso?”

“¡Tu no necesitas saberlo!” Kathleen salió de la bañera de hidromasaje. Todo su cuerpo se estremeció, y algunos de sus pelos, literalmente, se estaban empezando a poner de punta debido a la energía en el aire.

“Scott, vamos.”

Cecilia dijo: “Él no va a ninguna parte contigo.”

“¿Quién eres tú para decir? ¡Scott, ven conmigo! “Kathleen saco una mano hacia él, pero él no se movió. Su expresión aun era de aturdimiento. No, Cecilia pensó la palabra correcta es “vacía”. Como si no hubiera nadie en casa. ¿Y se le hizo daño?

Entonces, el jacuzzi se encendió, y Scott, sonrió de manera perezosa, una especie de sonrisa estúpida que Cecilia nunca le había visto antes. “Amigo, el jacuzzi me da risa. ¿Sabes por qué? “

Cecilia ladeó la cabeza. “Uh, no ¿por qué?”

Él dijo: “Porque cuando salen las burbujas, es como si alguien se tirara un pedo. “

“¿Está seguro te sientes bien?” Dijo Cecilia. “Debido a que no suenas como tu mismo.”
Scott se rió con un tipo de risa que sonaba como el rebuzno de un asno. “¿Sabes qué? ¡Me estoy tirando pedos ahora mismo! ¡Y tu no lo puedes asegurarlo!“

Cecilia tropezó fuera de la tina de agua caliente, retrocediendo hacia el otro lado de la cubierta. Algo andaba mal, él no era para nada la persona que había sido antes. ¿Había hecho algo mal cuando rompió el encantamiento? ¿Había herido a Scott?

Kathleen se limpió las lágrimas de rabia de las mejillas. “Tu lo acabas de arruinarlo”

La verdad golpeó Cecilia. “Tu no lo hiciste como tú. El encanto también altera su personalidad, para que sea el hombre perfecto para ti. “

O para mí, pensó, recordando cómo Scott le había parecido tan ideal cuando estaba con ella, y cómo su personalidad parecía cambiar al momento en que Kathleen entraba en la habitación.

¿Por qué no lo había visto antes? El Scott real era este tipo: boquiabierto, estúpido y totalmente despreocupados de todo a su alrededor. Ni siquiera estaba prestando atención a su conversación.

“Si tu tuviste el valor de pedir prestado el Libro de las Sombras de tu Mamá, sabrás cómo hacer magia de verdad también. “Kathleen se burlaba. Avanzó hacia Cecilia, quien apretó la espalda contra la barandilla de la cubierta. ¿Qué otros hechizos malos podría haber aprendido Kathleen? ¿Qué otra cosa estaría dispuesta a hacer? Cecilia quería pensar que podía defenderse a sí misma, pero más que eso quería correr en busca de ayuda. Sin embargo, Kathleen se interponía entre ella y cualquier escape. “Scott era perfecto, y puede ser perfecto otra vez, porque estás a punto de salir de mi camino. “


“No, no lo esta.” dijo la señora Pruitt con severidad. Estaba parada en la puerta de la cubierta, con todas las madres de pie justo detrás de ella. Sus rostros eran serios. “Kathleen, ven a hablar conmigo. “

El rostro de Kathleen cambió entonces, desde su defectuosa mascara (de maldad) a algo Cecily nunca había visto antes: temor real. Obviamente, las madres habían reconocido la ruptura de un encantamiento, así como obviamente habían
oído lo suficiente como para darse cuenta de lo Kathleen había hecho.

Ninguna de ellas estaba manejando de magia, no tenía que hacerlo. El poder de las madres eclipsaba cualquier cosa que Cecily o Kathleen pudieran haber hecho.

Y por fin el reinado del mal de Kathleen Pruitt había llegado a un callejón sin salida.

“¿Qué pasará con ella?” Cecilia preguntó más tarde, cuando ella y su madre caminaban por la playa.

“A Kathleen nunca se le permitirá practicar la magia otra vez. Nunca va a tener derecho a los conjuros para iniciar un Libro de las Sombras, y sus suministros y los instrumentos que tenía serán destruidos. No podemos borrar lo que
ya lo sabe, pero a partir de ahora no estará aquí o en cualquier otra secta. Va a ser difícil para su madre, pero las reglas son las reglas. “caminaron en silencio unos pocos pasos antes de que Mamá dijera: “Estoy orgullosa de ti por no regodearte.”


Cecilia estaba segura de que obtendría en una cierta cantidad de regodeo más tarde, pero el impacto de todo esto era demasiado nuevo. “Todos ese humo, la explosión, Papá tiene que haberlo visto. “

“Le dijimos a los chicos que el jacuzzi tuvo un cortocircuito. No más jacuzzi en este viaje, me temo. “

Pasaría mucho tiempo antes de que Cecilia pudiera volver a mirar un jacuzzi de la misma manera, así que no había ninguna pérdida. “¿Y Scott?

“No sabe lo que le golpeó. O no le importa, creo. “

Ambas miraron hacia Ocean´s Heaven. Scott estaba sentado con Theo en las escalinatas que conducía a la arena. Estaba tomando la mitad de una lata de cerveza de raíz y luego eructó el nombre de Theo, lo que hizo Theo riera y aplaudiera. Cecily suspiró.

Mamá dijo: “Tu trataste de advertirme sobre Kathleen última noche. Debí haberte escuchado. En el futuro lo haré. “

“Gracias, Mamá.”

“Lo que significa que nunca más volverás a tener ninguna excusa para poner las manos en mi Libro de las Sombras, sin mi permiso. “

“Entendido.”


Mamá tiró con cariño de final de la coleta de Cecily. “Tu tomaste un gran riesgo, ya lo sabes, y no sólo por intentar el hechizo por tu cuenta. Si Scott fuera más, vamos a decir curioso, se habría dado cuenta de que había sido hechizado. Se habría dado cuenta de que la magia es real. Cubrir nuestras huellas en ese momento hubiera sido un trabajo duro. Que no podrías haber hecho sola.”

“¿Por qué tenemos que estar con eso? ¿Nunca deseaste que Papá supiera la verdad? ¿No crees que el te amaría aun mas si le contaras la asombrosa bruja que eres? “Por un momento Mamá estuvo en silencio. El único sonido era el rugido del mar.

Por fin dijo: “Hoy mas que cualquier otro día creo que entiendes la importancia de obedecer las reglas”.

Eso no fue una respuesta, pero Cecilia sabía que era la más cerca que tendría de una. Abrazó a Mamá antes de correr hasta la costa. Las olas eran frías y espumosas en contra de sus dedos.

Algún día, pensó Cecilia. Algún día voy a encontrar a un tipo que pueda vivir con la verdad. El hecho de que ese no sea Scott no significa no haya un tipo como ese allí afuera.

Por lo menos sus vacaciones de verano no estaban totalmente arruinadas. Cecilia tenía unos pocos días para disfrutarlas, sentía que lo merecía.

Lista de objetivos a mejorar: REVISADA

Durante mi tiempo de vacaciones restantes yo:


• Resistiré el deleitarme con la caída de Kathleen, al menos mientras que haya testigos alrededor.

• Nadar al menos dos horas al día.

• Ver si las Madres ahora me respetan lo suficiente como para enseñarme algunos hechizos serios.

• Ganarle a Theo al futbolín una sola vez por el bien de mi dignidad personal

• Caminar tres millas por la playa cada mañana

• Consultar sobre las clases de tenis

• Consultar sobre las clases de equitación.

• Básicamente, salir tanto como sea humanamente posible.

Después un trueno resonó en la distancia, y gotas de lluvia comenzaron a salpicar en la arena.

Cecilia gimió mientras corría en busca de refugio. Bueno, tal vez el próximo año.

FIN