4 ene 2010

Capitulo 21 de La Boda de Jessica y Lucius

Capítulo 21

Aunque me gustaría probar, era difícil de recordar cada detalle del resto de la ceremonia tan claramente como recordé el segundo, cuando supe que Lucio era realmente mi marido, yo tendría éxito en la captura de algunos momentos que siguieron.

Al instante paso Mindy para darme la copa de plata, me ofreció mi propia sangre para compartirla con Lucio, extraño, casi preocupada, mire en sus ojos, en lugar de las lágrimas sentimentales que yo esperaba, vi la forma en que Lucius cerró los ojos para aceptar la copa, se la llevó a los labios y bebió.

Y me gustaría recordar por último la advertencia a Raniero y me di cuenta que Lucio había se las había ingeniado para conseguir a su mejor amigo limpio y en un smoking, por lo que parecía adecuad, estaba regia cuando Lucio ofreció su copa, la sensación siempre iba a quedar grabado en mi memoria, también, tan profundamente como la V, que fue anotada en el buque antiguo, la carta de un precursor crudo y la elegante inicial que adornaba el marcador que Lucio me había dado.

Por supuesto, también quería recordar (por siempre) cuando Lucius me decía, con su voz profunda:

-Te ofrezco nada menos que mi sangre, Antanasia... nada menos que a mí mismo, - y la pesadez de la plata cuando acepté la copa de él y la lleve a mis labios, la mano temblando un poco con el nerviosismo y la anticipación. Tampoco se me olvida el sabor de la sangre... dulce, fresca, la esencia increíble de Lucius, él mismo, que yo había ansiado durante tanto tiempo. La copa no había tenido suficiente para satisfacer me, no se suponía pero yo sabía que iba a tomar más tarde...

Había imágenes vívidas, también, de Alexandru dando apertura a la genealogía que Lucius me había mostrado meses atrás y deslizándose por la mesa de piedra para poder colocar mi nombre junto a mi esposo. Me había convertido, poco antes de poner la pluma en el papel, y vi a mi madre mirándome con valentía feliz, mi padre llorar abiertamente, con los ojos alegres, con la historia de la ley, y Claudiu negándose a mirar a todos, cabeza volteada como doblada junto a Lucius y a mí, el cuerpo de Mindy estabilizando mientras cuidadosamente inscribió mi firma y escribió nuestra fecha de matrimonio sobre el lugar vacío donde los nombres de nuestros hijos deberían ser escritos con la misma tinta negro...

Todas estas cosas pasaron tan rápido, hasta el momento en que Lucius dejo un anillo brillante de boda en mi dedo, y yo hice lo mismo para él, consciente, maravillada, sin vergüenza, muy egoísta, que esto, incluso más que la marca en la palma de su mano, le diría al mundo que me pertenecía. No todo el mundo entendería una cicatriz sin que fuera vampiro, un anillo de oro, pero era casi universal en su significado.

Nadie más podría tenerlo ahora...

Lucius tendió su mano izquierda a mí, vio mi rostro, riéndose un poco por la forma en que estaba tan obviamente ansiosa de poner esta denuncia pública sobre él, como si leyera mis pensamientos, y sentí la fuerza en mis dedos cuando empujé la banda en la medida en que se deslizaba.

Luego, cuando nuestros anillos estaban en el lugar, Alexandru Vladescu pronunció las palabras que juré que no podía esperar un segundo más para escuchar.

-Lucius, puedes besar a la novia.

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